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El leasing es una actividad cada vez más frecuente entre empresas, autónomos y profesionales. Cuando se firma un contrato de leasing, una de las empresas le entrega a otra parte de su activo productivo para que lo utilice o aproveche. Los vehículos entran también dentro de esta dinámica, y es una práctica de alto rédito y múltiples ventajas. ¿Te preguntas de qué se trata, cuáles son sus beneficios y como contabilizar un leasing de un coche? Sigue leyendo y entérate de eso y más.
Cuando se realiza un leasing, el activo en cuestión se entrega a cambio de un pago periódico durante el tiempo convenido. Dicho canon se compone de dos partes. La primera busca recuperar parte del costo del coche y la segunda se relaciona con las cargas financieras.
¿Cómo contabilizar un leasing y sus cuotas? Para hacerlo, se utiliza como documento de apoyo el recibo que emite el banco. Se elabora una tabla de amortización para determinar la parte a largo y corto plazo del leasing durante cada año.
Si el interés aplicado fuera de tipo variable, habrá que realizar una nueva tabla de amortización cuando se produzcan modificaciones. En ella, estarán las cuotas recalculadas, que permitirán realizar los asientos contables.
Conforme al Plan General Contable español, algunas de las cuentas contables más importantes implicadas en la contabilización del leasing son:
Lo básico a saber sobre cómo se contabiliza un leasing es que la empresa arrendataria deberá registrar un activo de acuerdo a su naturaleza y un pasivo financiero por el mismo importe, diferenciando si es a corto o largo plazo. Esto aplica también para entender como contabilizar un leasing financiero vehículo.
Ahora ya estás un poco más orientado sobre cómo se contabiliza un leasing. Lo siguiente es saber que hay de dos tipos. El primero es el leasing financiero que es muy similar a un préstamo. Generalmente, lleva a obtener la propiedad del activo en cuestión, ya que se realiza con opción a compra. Suele implicar un contrato a largo plazo y es la empresa arrendataria la que asume la mayor parte de responsabilidad sobre el activo.
El segundo es el leasing operativo, que se asemeja más a un alquiler tradicional. No tiene opción a compra y por lo general se realiza a corto plazo con posibilidad de renovación. Durante lo que dure el contrato, es la empresa propietaria del activo la que se hace cargo de los costes de mantenimiento y reparaciones.
Elegir entre un leasing financiero y uno operativo es una decisión muy importante para aquellas empresas que buscan hacer más eficiente el control de su flota.
No hay dudas de que el leasing de vehículos brinda una importante flexibilidad financiera. Pero presenta, además, muchas ventajas fiscales. Uno de los principales beneficios en este sentido radica en la posibilidad de aplicar deducciones fiscales a los pagos por arrendamiento. Pero también aporta en lo que respecta al flujo de capital.
Cuando la empresa firma un contrato de leasing de vehículos en lugar de comprarlos, libera capital que, de otra manera, quedaría atado. Sobra decir lo importante que resulta para una empresa, pyme o profesional autónomo, contar con la máxima liquidez posible, sobre todo cuando el contexto económico es incierto.
Aunque hay muchos beneficios fiscales más, nos referiremos en último término a que el leasing permite diferir algunos impuestos. Ya que, dependiendo de los términos del contrato y del país en donde se realice, el leasing suele recibir un tratamiento fiscal específico que puede ser bastante más conveniente que el de otras formas de financiamiento.
Si estás pensando en firmar un contrato de leasing de vehículos, lo primero que tienes que definir es si será de tipo operativo o financiero. Recuerda que los dos son muy diferentes y presentan ventajas tanto fiscales como financieras. Lo mejor es estar bien informado y tener en claro cuál es tu objetivo a la hora de tomar la decisión. Contáctanos para conocer nuestras ofertas de renting de vehículos y para qué te asesoremos sobre cuál es la mejor opción para ti.